sábado, 7 de septiembre de 2024

 

                                                                                     foto: Verónica Bendicho



LOS GRANDES OLVIDADOS

 

El deporte de las carreras de Orientación día a día va modernizándose en sus métodos de entrenamientos, en normas cartográficas, en informatizar los resultados, imágenes y clasificaciones, es decir, adaptándose a los tiempos.

Cualquiera que haya organizado una carrera sabe de lo complejo y difícil que es su realización, que está llena de permisos y autorizaciones, de normas técnicas y específicas, de disponer de un personal especializado, pero a la vez voluntario, de disponer de un tiempo que muchas veces no se tiene, de tener preparado un material logístico necesario, etc.

El mapa tiene que estar, el cronometraje tiene que estar, el trazado tiene que estar y las balizas hay que ponerlas y quitarlas tanto para un corredor como para mil corredores, esa es la idiosincrasia de este maravilloso y a la vez complejo deporte.

Queda mucho camino hasta que este, nuestro deporte, llegue a ser profesional, donde todos los protagonistas de organización de carreras puedan tener ganancias económicas sustanciales e importantes, hasta que eso ocurra hay que seguir contando con el voluntariado, con ese personal que de manera desinteresada pierde mucho tiempo, dinero y esfuerzo para que se realice una carrera.

No siempre el trabajo de este personal es suficientemente reconocido, distinguido o admirado por los corredores, de hecho, son muy pocos los corredores que agradecen a la organización el esfuerzo realizado.

Siempre he defendido la idea de que a nuestros jóvenes hay que involucrarlos en las organizaciones de las carreras, en puestos de auxiliar, aprendiz o como se llama en los oficios, de peón. Donde aprendan que las balizas no nacen en el campo como setas ni que son los elfos del bosque los que recogen las balizas y las ponen en el almacén.

En una carrera, después del mapa lo más importante es que la baliza esté en su sitio, todo lo demás es secundario y se puede subsanar, pero si la baliza no está en su lugar todo lo preparado, todo el trabajo y esfuerzo realizado queda invalidado, ya no hay carrera y tiraríamos de parches para hacerla efectiva y oficial.

Para que una carrera pueda realizarse, aunque sea un entreno, hay un personal que se encarga de preparar las balizas; estacas, globos, números, pinzas, avituallamiento y las estaciones con sus bases, disponer de un vehículo particular para desplazarlas del almacén al centro de competición y ponerlas - quitarlas, ese es el personal de campo o como familiarmente se les llama, los balizadores, y yo creo que son “LOS GRANDES OLVIDADOS”.

¿Cómo trabajan estos grandes olvidados?

Como todo en la vida, hay varios métodos para hacer las cosas, en este caso es para poner las balizas. Se pueden poner el día anterior a la competición todas las balizas con las estaciones y el día de la carrera por la mañana muy temprano pasar a activarlas, o igualmente, el día anterior poner las balizas sin estaciones y el día de la carrera por la mañana, más temprano aún, poner las estaciones y activarlas, (cada maestrillo tiene su librillo).

Se les ayuda mucho teniendo la cantidad suficiente de balizas para completar todas las carreras y no tengan que quitar y poner las mismas.

Normalmente se visita un mismo control para una sola carrera cuatro veces; prebalizado, poner baliza, activar estación y recogida.

Si el trazador se ha acordado de ellos, habrá adaptado sus trazados y avituallamientos a la cercanía de algún camino accesible para ir en coche particular, de lo contrario, todo a patita y al hombro.

Han sido los primeros en levantarse, normalmente todavía de noche, da igual el frio, la lluvia, el viento, las balizas tienen que estar activadas en su sitio y declaradas por orden de paso al juez de cronometraje.

Cuando vas cargado con las balizas sobre los hombros y con la lengua fuera subiendo la cuesta o peleándote con la vegetación, cuando el sol, el aire o la lluvia te están azotando en la cara, cuando dudas si te dará tiempo para activarlas o si estarán es su sitio, cuando ese cansancio y esa responsabilidad salen a tus pensamientos, te haces la típica pregunta que nunca te respondes, ¿qué hago aquí?

Una vez que todo ha salido bien, que las balizas estaban en sus sitios y con la satisfacción del deber cumplido, “LOS GRANDES OLVIDADOS” emprenden la más desagradable de las tareas de la organización, la recogida de las balizas y avituallamientos.

Desagradable porque es la tarea más tardía, porque ya el cansancio hace mella, porque cuando vuelvan ya no habrá nadie que le agradezca su trabajo, estará todo solo y abandonado, quedarán los despojos de que allí ha ocurrido algo y ellos se lo has perdido.

La última imagen de una carrera de orientación es ver a lo lejos una figura con paso pausado, cargada de balizas y con aspecto de cansancio y fatigoso a quien todavía les queda desarticular las balizas, ordenarlas y almacenarlas.

Hagamos entre todos que dejen de ser los olvidados, agradezcamos su trabajo, su preparación, su dedicación y lo más importante, su amor por la Orientación con dos palabras, “MUCHAS GRACIAS”.

                   Andrés Sánchez Montoro